¿Qué tan importante es el afecto para el desarrollo de las personas?

Lo que dice la ciencia al respecto a partir de los experimentos de Harry Harlow

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En aquella época donde el Conductismo había adquirido una gran influencia, se pensaba que el contacto continuo con la madre podía malcriar a los niños, entonces se defendía la falta de contacto emocional con los bebés. Acá aprovecho para brindar un recordatorio amigable: Ser un padre/madre responsivo a las necesidades de tus hijos no es lo mismo que darles todo lo que quieren, pero luego hablamos sobre esto…

Durante los años 50, a raíz de los estudios de John Bowlby titulados “Cuidado materno y Salud Mental” con niños que habían quedado huérfanos después de la guerra, patrocinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se desarrolló un fuerte debate. Por un lado, se defendía la idea de que lo importante para el desarrollo de una persona se reducía a cubrir las necesidades de tipo biológico (hambre, sueño, sed, etc.) y que las emociones no representaban gran relevancia.

Sus principales defensores eran Burrhus Frederick Skinner y otros conductistas de la época, que se enfrentaron a la Teoría del Apego y los informes de John Bowlby.

A partir de esta disyuntiva es que Harlow decide brindar su aporte. Inició sus experimentos separando crías de Macacos Rhesus de sus madres unas pocas horas después de su nacimiento. Posteriormente, los colocaba en jaulas junto con madres sustitutas. De estas madres, una estaba hecha de felpa suave y un bombillo por debajo que la mantenía calentita, pero en esta parte del experimento no tenía alimento.

La otra madre sustituta estaba hecha de alambre, pero a diferencia de la madre de felpa, ésta tenía una especie de biberón con comida. En el experimento se observó que las crías tenían preferencia por la madre de felpa (para este momento de la historia se creía que el alimento era la principal fuente de vinculación y que a partir de allí se proyectaba a otras personas).

Las crías pasaban el tiempo necesario con la madre de alambre, lo justo para tomar el alimento que necesitaban, y el resto del tiempo, preferían pasarlo con la madre de felpa y acurrucarse junto a ella.

Hubo algunas variantes de este experimento, por ejemplo, en algunos casos, las crías solo tenían contacto con una de los dos tipos de madre sustituta, unas crías solo con la madre de felpa, y otras crías solo con la madre de alambre.

A ambos grupos de macacos se les alimentó de la misma manera e igual proporción y crecieron con el mismo ritmo. Sin embargo, cuando se presentaban ruidos fuertes o amenazantes (por ejemplo, un peluche que hacía ruido) los que estaban con contacto con la madre artificial de felpa acudían a ella en busca de protección y apoyo hasta que se calmaban.

Por otro lado, los que tenían contacto solo con la madre de alambre se asustaban en mayor medida, se tiraban al piso, se balanceaban de un lado a otro, se abrazaban a sí mismos y gritaban (comportamiento que más adelante Harlow comparó con los presentados por niños autistas y adultos que habían estado confinados en instituciones psiquiátricas). En general a estas crías se les dificultaba mucho más tranquilizarse que aquellos en contacto con la madre de felpa y comenzaron a tener problemas gastrointestinales, como diarrea frecuente.

Harlow llegó a la conclusión de que estas reacciones tan distintas, se debían a el estilo de apego que habían desarrollado estos primates con sus madres sustitutas. Estos experimentos fueron muy controvertidos, de hecho, con el tiempo se hicieron aún más crueles.

En uno de ellos, se aislaba por completo a las crías de macacos durante ciertos periodos de tiempo (hasta un año) donde no tenían contacto ni con su madre biológica, ni artificial ni otros macacos (privación social) de donde los primates salieron muy perturbados. Aquellos en que el aislamiento fue más largo, sus efectos no pudieron revertirse una vez fuera del confinamiento. En general, eran macacos muy nerviosos, les costaba socializar y se aislaban, demostrando el daño de la privación social en el desarrollo psico afectivo.

Se desmontaron entonces varios mitos de la época:

  • Que el alimento era la principal fuente de vinculación entre una madre con su cría
  • Que el amor (o el afecto y el apego seguro) si es importante para el correcto desarrollo emocional y mental de las personas y no solo el hambre o la sed.
  • La privación social puede causar daño emocional (en algunos casos irreparables).

Aunque Harlow fue un científico que estudió el amor, un up date de esta historia es que no le fué muy bien con dicho sentimiento (al menos tuvo una relación complicada con éste).

Se casó en 1.932 con una de sus estudiantes con quién tuvo dos hijos, lo que terminó en divorcio en 1946. Ese mismo año contrajo nupcias nuevamente, ésta vez con una psicóloga infantil con la que tuvo otros dos hijos. Ésta muere en 1970 consecuencia de algún tipo de cáncer y en 1971 volvió a casarse con su primera esposa. Sin embargo, luego de la muerte de su segunda esposa, lidió con la depresión y el alcoholismo lo que causó que sus hijos se distanciaran de él. Murió el 6 de diciembre de 1981

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